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La casa en Mango Street es una obra engañosa. Es un libro de cuentos cortos-y algunas veces de cuentos incompletos, pero los bosquejos y viñetas de los personajes-añaden como Sandra Cisneros ha escrito, "a contar un cuento largo, cada uno sumando al total-como las cuentas de un collar." Este cuento está narrado en un lenguaje que parece simple, pero está acompañado de riqueza poetica, cuya jerga y distanciamiento de la gramática correcta contribuyen a su presición. Está narrado en la voz de una jovencita-una muchacha demasiado joven para saber que tal vez nadie pueda oírla-pero su voz es completamente convincente, porque es la creación de una escritora madura y sofisticada. Por ejemplo, La casa en Mango Street parece apartarse de un tema a otro-de la cabeza a la cadera, de las nubes a los pies, de una tía inválida a una chica llamada Sally, que tiene "ojos como Egipto" y cuyo padre muchas veces la maltrata. Pero esta aparente falta de cohesión encubre una exploración artística de temas de identidad individual y lealtad comunal, alejamiento y pérdida, escape y regreso, la atracción de un romance y el fin a la desigualdad sexual y la opresión.
La casa en Mango Street es también una obra sobre una cultura-la de los chicanos o mexicano-americanos-que por mucho tiempo ha sido ocultada por estereotipos rebajados y afectados por una ambivalencia interna. En algún modo se parece a la cultura inmigrante que los estudiantes han encontrado en obras como My Ántonia
La casa en Mango Street es una obra engañosa. Es un libro de cuentos cortos-y algunas veces de cuentos incompletos, pero los bosquejos y viñetas de los personajes-añaden como Sandra Cisneros ha escrito, "a contar un cuento largo, cada uno sumando al total-como las cuentas de un collar." Este cuento está narrado en un lenguaje que parece simple, pero está acompañado de riqueza poetica, cuya jerga y distanciamiento de la gramática correcta contribuyen a su presición. Está narrado en la voz de una jovencita-una muchacha demasiado joven para saber que tal vez nadie pueda oírla-pero su voz es completamente convincente, porque es la creación de una escritora madura y sofisticada. Por ejemplo, La casa en Mango Street parece apartarse de un tema a otro-de la cabeza a la cadera, de las nubes a los pies, de una tía inválida a una chica llamada Sally, que tiene "ojos como Egipto" y cuyo padre muchas veces la maltrata. Pero esta aparente falta de cohesión encubre una exploración artística de temas de identidad individual y lealtad comunal, alejamiento y pérdida, escape y regreso, la atracción de un romance y el fin a la desigualdad sexual y la opresión.
La casa en Mango Street es también una obra sobre una cultura-la de los chicanos o mexicano-americanos-que por mucho tiempo ha sido ocultada por estereotipos rebajados y afectados por una ambivalencia interna. En algún modo se parece a la cultura inmigrante que los estudiantes han encontrado en obras como My Ántonia
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