Otros mundos de ficción

Otros mundos de ficción
“Mi soledad es mía… tu soledad es de alguien más. Hecha por otra persona y entregada a ti. ¿No es eso interesante? Una soledad de segunda mano”.

lunes, 13 de febrero de 2017

Años Lentos. Fernando Aramburu


Club de Lectura del Instituto "Pérez de Guzmán"


"Años lentos"Fernando Aramburu
Premio Tusquets de Novela. Tusquets. Barcelona, 2012.

Vuelve Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) con una obra mayor. Si en su primera novela, Fuegos con limón (1996), el autor transformaba narrativamente sus años juveniles de rebeldía estética al amparo del grupo vanguardista CLOC, y en su último relato largo, Viaje con Clara por Alemania (2010), rendía cuentas de sus muchos años de vida en el país germano, con Años lentos retrocede a su infancia donostiarra, a un ámbito en el que se fraguan los primeros movimientos independentistas, los primeros atentados y la represión policial subsiguiente; al germen, en suma, de la sociedad vasca reflejada en los extraordinarios cuentos de Los peces de la amargura (2006). Y lo hace con una obra compleja por sus múltiples implicaciones, pero técnicamente resuelta con una ejemplar y nítida simplicidad. 

Hay un relato que podemos llamar principal, a cargo del navarro Txiki Mendioroz, en el que éste, a requerimiento de Fernando Aramburu, le escribe una larga carta que resume su infancia desde que, a los ocho años, su madre, incapaz de atender a sus tres hijos, lo envió a vivir con la familia de su hermana en San Sebastián. Se trata del modelo clásico fundado por Lázaro de Tormes, repetido en el Buscón quevedesco y cuya fecundidad alcanza a La familia de Pascual Duarte, de Cela: la carta en la que se narra la propia vida a petición de otra persona. De hecho, algunas marcas del origen permanecen visibles. Si Lázaro comenzaba su identificación con fórmulas apelativas (“pues sepa V. M. ante todas cosas que a mí llaman…”), del narrador de Años lentos son estas primeras palabras: “Yo, señor Aramburu, por las razones que usted conoce, siendo niño pasé nueve años…”. Y más aún: Lázaro de Tormes concluye el tratado cuarto de su relato eludiendo explicar con claridad por qué abandonó el servicio del fraile de la Merced: “Y por esto y por otras cosillas que no digo, salí dél”. Y Txiki, con fraseología similar, afirma: “Por eso, y por otras cosillas que no hacen al caso, a mí […] no me gusta mucho la literatura” (p. 98). 

Por otra parte, y como no es infrecuente en la escritura de Aramburu, algunos leves ecos de la prosa clásica y de la narración oral se deslizan a veces por sus páginas, como las fórmulas con que se inicia el relato de algo anunciado: “Y fue de esta manera: que algunos de ellos…” (p. 37). O bien: “Me confesó el propósito principal de aquella visita […] Y fue de esta manera: que mi madre…” (p. 64); “y fue de este modo: que entrando mi tía una mañana…” (p. 192). De todos modos, este esquema narrativo de estirpe clásica se ve alterado porque cada episodio del relato que Mendioroz dirige a Aramburu -subrayado por la presencia de frecuentes fórmulas apelativas (“créame”, “le pido por favor a usted”, “ya sabe usted”), etc.- va seguido de fragmentos numerados y en otro tipo de letra, rotulados como “apuntes”, en los que el autor empírico -es decir, Fernando Aramburu- anota posibles desarrollos para una novela que, aun basada en las líneas de Mendioroz, introduce elementos diferentes: retratos de personajes, escenas posibles, descripciones de lugares y otros aspectos que no figuran en el relato principal. 

Son notas escuetas que consignan observaciones sobre la posible redacción definitiva del futuro texto, incluso referidos a detalles léxicos o gramaticales: [“Txomin] es parlanchín, simpático (mostrar esta cualidad con algún ejemplo)” (p. 21); “Maripuy no aguanta un segundo más el rescoldo que le quema (cuidado, leísmo, la quema) por dentro” (p. 23); “si quieres me puedes pagar en especie. (Esta expresión tal vez sea demasiado rebuscada para esta clase de personaje. Pensar en otra de menor relieve literario” (p. 22). Hay muchos más casos de estas reflexiones del autor -artificio inventado por Cervantes, como es bien sabido- acerca de su futura obra. 

Con todo ello, la novela abarca varias historias diferentes y, a la vez, imbricadas. La primera es la constituida por la extensa carta de Mendioroz, que convencionalmente podemos clasificar como relato histórico y atenido a la veracidad de los hechos expuestos -aunque incompletos y captados por una perspectiva infantil-, lo que el mismo remitente se encarga de puntualizar: “Le escribo esto antes de entrar en materia para que se fíe usted de mí, señor Aramburu, pues nada de lo que pienso referirle a continuación es inventado” (pp. 97-98). La segunda historia se desprende por fuerza de los apuntes con que Aramburu va festoneando la carta: escenas, diálogos y detalles en los que se busca más la verosimilitud y la coherencia interna entre los hechos que la veracidad, por lo que incluso se rechazan datos auténticos (“me niego a meter pacotilla histórica con propósitos meramente ornamentales”, p. 163) y se opta claramente por una solución que es también un principio programático: “Si hay que apartarse del testimonio del informante, se hará. Primero la literatura; después, si queda sitio, la verdad” (p. 181). 

Los dos relatos paralelos y complementarios representan, por tanto, la historia y la ficción, y muestran cómo ésta brota de aquélla para desbordarla, enriquecerla, ampliarla, como sucedió, en efecto, en los comienzos del género novelesco, cuya sustancia se formó acogiendo los materiales desechados por la historia -leyendas, milagros, narraciones fabulosas, hechos no comprobados- que no podían superar la prueba de la veracidad. Las dos líneas llevan aquí a la incorporación de dos desenlaces: por una parte, el que refiere -tras dejar en penumbra el enigma de la muerte de Julia- la inesperada herencia que recibe Mendioroz y que le permite encauzar su vida; por otra, el de Aramburu, que apunta en pocas líneas un detalle, un recuerdo infantil que convierte la novela en una especie de expiación: “Me gustaría pedirle perdón, pero no vive […] y ya sólo por dicho motivo debería escribir la novela”(p. 203). 

Pero, además, junto a los relatos del remitente y el receptor de la carta hay otro posible, que es el que puede construir el propio lector fundiendo los datos de ambos y que incluye la historia global de una familia modesta que vive en las afueras de San Sebastián durante los años cincuenta del pasado siglo y que padece, entre otras adversidades, el embarazo prematuro de la hija adolescente y la huida de un hijo a Francia para evitar su captura por mezclarse con activistas de ETA. Como subrayó Pontecorvo en su adaptación cinematográfica de Operación Ogro, también aquí es un cura inflexible y montaraz el encargado de inocular en los jóvenes desnortados las ideas independentistas acerca de un país inexistente. Todo lo referido al terrorismo y a la represión policial está visto como de refilón, de acuerdo con la perspectiva de un narrador infantil, pero no por ello deja de ser eficaz, y permite que la historia se expanda hacia otros motivos, como la soledad y la miseria del refugiado Julen en Francia o el rechazo de los vecinos ante la familia de éste por suponerlo un chivato, alineándose de este modo implícitamente en el ideario independentista. 

Años lentos es una novela importante por su audaz y madura construcción, que permite recrear un mundo mixto de ficción y verdad indispensable para entender un tiempo y un país que, como proclamaba Raimon por aquellos años, son también nuestros. De igual modo que antes lo hizo Baroja, escritores como Ramiro Pinilla o este pujante Fernando Aramburu han contribuido decisivamente en estos pasados lustros a fijar la imagen artística de un rincón español excesivamente zarandeado por el vendaval de la historia. 

Museos y bibliotecas que comparten sus fondos en internet


46 museos y bibliotecas que han digitalizado todo su conocimiento y lo ofrecen gratis en internet

Gran parte de la historia de la humanidad y de los conocimientos que hemos adquirido con el paso de los siglos, se encuentran contenidos en una infinidad de objetos, como libros, escritos y muchos otros artículos que nos proporcionan una mirada al pasado, con los que podemos entender de dónde venimos y cómo hemos evolucionado como especie.
Debido a la importancia de esto, el ser humano ha tratado de almacenar y cuidar todo este acervo, ya sea en museos, bibliotecas, universidades e incluso a través de colecciones privadas, que a pesar de estar ante cuidados especiales, el paso del tiempo les provoca un deterioro irreversible que pone en riesgo todo este conocimiento humano. Por lo anterior, desde hace algunos años surgieron iniciativas que se apoyan en el uso de la tecnología, esto para digitalizar todo este contenido y ponerlo al alcance de cualquier personas con acceso a internet, iniciativas que ahora son conocidas como 'Colecciones Digitales'.
De acuerdo a la Digital Library Programme de la British Library, el objetivo de las colecciones digitales es almacenar, conservar, catalogar y ofrecer a los usuarios información en forma digital o digitalizada, a partir de los documentos existentes, impresos audiovisuales u otros. Y en esta ocasión daremos un recorrido por algunas de las colecciones digitales más importantes de museos y bibliotecas alrededor del mundo.

Bibliotecas

  • Biblioteca Digital Mundial - En un titánico esfuerzo de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y la UNESCO, la WDL contiene importantes materiales fundamentales para entender las culturas de todo el mundo, todo disponible de forma gratuita y en una gran variedad de idiomas.
  • Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes - Una de las más amplias y con mayor contenido en la web, en ella encontraremos una gran variedad de categorías, como historia, poesía, entre otras, todo respecto a literatura escrita en español.
  • Proyecto Gutenberg - Esta es una de las iniciativas más importantes que han surgido por parte de voluntarios en todo el mundo, quienes han hecho posible que tengamos acceso a más de 20.000 libros digitales, y más de 100.000 si consideramos a las webs afiliadas al programa. Todos estos libros están disponibles en gran cantidad de formatos para todo tipo de dispositivos electrónicos, donde lo mejor es que no hay que pagar absolutamente nada.
  • Wikisource - Otro importante proyecto que surge de la Fundación Wikimedia, aquí se concentran más de 100.000 textos de dominio público todos en formato HTML.
  • Google Books - Un proyecto que inició como un simple algoritmo de búsqueda, hoy en día es una de las bases de datos de libros digitalizados más grande que existe, esto gracias a sus más de 10 millones de títulos de una gran cantidad de instituciones afiliadas.
  • Repositorio Digital de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas - Un gran esfuerzo por parte la CEPAL que nos permite acceder a una gran cantidad de material donde podremos encontrar libros, monografías, publicaciones periódicas, series y documentos de proyectos, investigaciones, conferencias y reuniones, donde un punto importante es que se actualiza de forma periódica.
  • Biblioteca Digital Mexicana (BDMX) - Desde 2010 aquí nos podemos encontrar una de las fuentes más importantes de información de la historia de México, ya que se trata de un esfuerzo conjunto del Archivo General de la Nación, La Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, el Centro de Estudios de Historia de México CEHM-Carso y el CONACULTA.
  • Catálogo de Libros Electrónicos de CONACULTA - El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México (CONACULTA) ha digitalizado gran parte de su acervo, donde tendremos acceso a libros de consulta, divulgación, y de diversas temáticas como Historia, Arqueología, Antropología, Etnología, Lingüística, entre muchas otras.